Fuí al hospital el día 29 a las ocho de la mañana y salí al día siguiente a las 10 a.m. Rápido,¿no?.
La operación fué hacia las 2 de la tarde. Primeramente me hicieron unas pruebas para localizar lo que llaman el ganglio centinela, luego fuí llevada a una sala donde había más gente y te ponen una vía antes de ser llamada para ir a quirófano.
Fuí sola.
Durante ese tiempo estuve centrada en la respiración, procurando estar en el momento sin dejar a los pensamientos apoderarse de mi. Cuando me llamaron, por un instante sentí un pequeño revoloteo en el estómago, pero no permití que fuera más allá. En el quirófano eran todas mujeres aunque yo sabía que el que me iba a operar era un hombre -Carlos Fuster -. Fueron amables, llamándome por mi nombre y tratándome con delicadeza. Me tumbé en la camilla, me pusieron una mascarilla con oxigeno y.... ya no recuerdo nada más hasta que desperté.
Al despertar sentí mucho frio, temblaba. Me hicieron entrar en calor ( ponen bajo las sábanas un tubo por el que sale aire caliente) y luego me pasaron a una sala que llaman 'sala del despertar', donde se encontraban más personas recien salidas de operar . Recuerdo estar hablando con una de las enfermeras - que llevaba una pegatina en la bata sobre la huelga general y los servicios mínimos - le hablé del salario básico universal y algunos otros principios de desteni.
Tuve un buen despertar y creo que fué debido a la seguridad de lo que estaba haciendo - dejar partir el pasado, poniéndole punto final-.
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