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domingo, 7 de noviembre de 2010

Corrupción 2


Esta mañana me desperté temprano recordando el sueño de la noche: soñé que un oso intentaba entrar en la casa donde yo estaba. Había alguien más conmigo y yo quería proteger a ese alguien que estaba en mitad de la escalera a un piso superior. Yo sabía que no podría evitar la entrada del oso por mucho tiempo ,y le gritaba a la otra persona que se alejara antes de que eso ocurriese. Mientras tanto, con un palo intentaba darle al oso a través de la puerta entreabierta para así poder cerrarla.
He desayunado y me he ido al centro para tomar un baño turco - algo que disfruto, haciéndolo de tanto en tanto-. Al volver a casa, he dejado el coche aparcado en un lugar no permitido pensando que solo tardaría unos minutos en recoger a mi hermano, ya que teníamos la idea de ir a un mercadillo típico que tiene lugar lo domingos. La cuestión es que últimamente solo utilizaba la bicicleta  y el caminar, mientras mi hijo es el que utiliza el coche, así que cuando mi hermano me ha convencido para ir en metro evitando tener que dar vueltas buscando aparcamiento, he olvidado completamente que el coche estaba mal aparcado.

Estando en el mercadillo, me ha llamado por teléfono mi hijo diciendo que un vecino le había avisado que la policía se estaba llevando el coche.  Hemos decidido volver a casa para poder ir a retirar el coche del retén policial.
Mi primera reacción ha sido intentar culpar a mi hermano por convencerme para ir en metro. Me he dado cuenta y he aceptado mi responsabilidad en lo ocurrido, pero casi de inmediato, he relacionado este suceso con mi actuación cuando hemos tomado el metro. Resulta que la estación estaba prácticamente vacía y dado que mi hermano es muy legalista, le he dicho que porqué no pasábamos los dos con un solo ticket - bromeando y justificando esto con el hecho de que el transporte es muy caro, nuestros políticos son corruptos  y hace unos años hubo un terrible accidente de metro con varios muertos, -principalmente debido a las malas condiciones de un tramo de aquel trayecto específico-y todavía no han indemnizado a los familiares y heridos. Mi hermano no ha aceptado la propuesta.

De repente, he visto frente a mí las consecuencias de mis pensamientos   multiplicadas por 101, ya que el ticket de metro vale 65 céntimos de euro y el dinero por sacar el coche de la policía 68 euros. Toda una lección de que no se puede reaccionar con acciones deshonestas a la deshonestidad de los otros. Inmediatamente he comenzado a perdonarme por haber aceptado y permitido justificar mi deshonestidad al darme cuenta que el sistema lo formamos todos, y que con ese acto estaba queriendo engañar a todos lo que pagan puntualmente sus tickets de metro, y que la cuestión estriba en hacer que el dinero público sea utilizado en beneficio de todos, no en reaccionar haciendo aquello mismo que condeno.

Me ha sorprendido la inmediatez de las consecuencias de mis pensamientos. De hecho, ha sido así, porque donde había dejado el coche era frente a una especie de almacén donde había visto un cartel de 'se alquila', pero también es cierto que había un cartel de vado permanente. Hoy es domingo y el tiempo transcurrido desde que he dejado el coche hasta que el dueño del almacén ha necesitado sacar algo de allí,  ha sido de apenas media hora (otros llamarían a esto mala suerte).

Aceptando la responsabilidad de lo creado he ido a la policía y he pagado sin protestar, aunque algo enfadada conmigo misma.

Ha sido después, al llegar a casa y cuando mi hijo me ha mostrado la multa -200 euros- (aparte de los 68 de la grúa), cuando de nuevo he comenzado a sentir la reacción ante lo que consideraba un abuso. Mi hijo me ha comentado entonces, que cuando el policía estaba llevándose el coche, él ha bajado avisado por un vecino, y que el policía le había dicho que si tenía 35 euros le dejaba el coche pero que al decirle que tenía que subir a casa a por el dinero, el policía le había contestado que ya había esperado mucho y que se llevaba el coche. Esto ha sido suficiente para buscar en internet el precio de la multa, y efectivamente, ahora son 200 euros lo que hace apenas un año eran 90.

He comenzado a respirar mientras cogía el bolso y me dirigía a la comisaria. En el camino me he ido testando si mi intención al hacer esto era motivada por el ego -la mente de conciencia- o si por el contrario era mi manera de ponerme de pie y decir basta al abuso del sistema. La respuesta obtenida era que lo que me movía a ir a hablar con la policía no era el ego.
Cuando he llegado a la comisaria, directamente he dicho que quería ponerles una denuncia porque no consideraba de recibo que  tuviera que pagar mucho más por el hecho de que el policía no hubiera podido esperar unos minutos. Al principio ha habido algo de tensión con la persona que estaba hablando, pero luego ha salido otro policía que me ha explicado que, efectivamente, si se paga en el momento, antes de llevarse el coche eran solo 35 euros, pero que si se lleva al retén son 68, y que eso no tenía nada que ver con la multa.
Entonces yo le he dicho que como quería que pagara ese dinero si no estaba trabajando en este momento debido a una baja por enfermedad y además tenía un hijo que mantener. Le he dicho también que el juego era para todos, puesto que si el sistema me exigía cumplir con esa obligación yo también tenía derecho a exigirle al sistema que me proporcionara lo que la constitución dice - los medios para vivir con dignidad. El policía ha terminado por reconocer el abuso del aumento de la cantidad a pagar por las multas y que ellos no lo hacían por mala fe, sino en cumplimiento de su trabajo. Mi respuesta ha sido que entendía que ellos no eran mas que yo y que de una forma u otra estábamos igual de jodidos, a lo que él me ha respondido que así era, y que ellos también tenían hermanos y familia en el paro y que entendía que pagar esas cantidades era algo imposible para mucha gente.

Al final, me ha propuesto presentar un pliego de descargo en el que explicara que mi hijo había dejado ahí el coche, pensando que el almacén no estaba siendo utilizado, mientras me recogía para llevarme a algún tipo de urgencia. Que aportara alguna documentación acerca de mi baja por enfermedad y que después de presentarlo en el Ayuntamiento le entregara una copia a él para que pudiera hablar con el agente que había puesto la denuncia y así ver si se podía anular.

Le he dado la mano y las gracias y me he marchado, comprendiendo en la práctica  el punto de la corrupción y de como participamos en la creación de la realidad. También,  aquello de cada vez veremos más rápidamente la manifestación de nuestras deshonestidades. He  comprendido que la responsabilidad de los que vamos siendo más conscientes, es mayor.

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